15 de febrero de 2010

Korneta Suarez

Si tantas personas viven aquí
Porque no están unidas para vivir 
Si todas las mentes dicen que no
No vale la pena seguir por seguir
Los jóvenes quieren un poco de amor
Perdamos el miedo al rockanroll.
No dejes que el miedo destruya tu amor 
No dejes que nada destruya tu amor 
No dejes que el gobierno destruya tu amor 
No dejes que la religión destruya tu amor 
No dejes que la escuela destruya tu amor 
No dejes que las leyes destruya tu amor 
No dejes que la soledad destruya tu amor 
No dejes que la miseria destruya tu amor 
¡No dejes que nada destruya este amor!
 
 

13 de enero de 2010



Mi vieja nunca los escuchó, y no me puse a llorar.

9 de diciembre de 2009

vuelvo Nuevo

Noo creo en casi nada, que no salga del corazon.




1 de octubre de 2009

Jueves











Cuánto más inteligente, profunda y sensible es una persona,
más probabilidades tiene de cruzarse con la tristeza..


25 de septiembre de 2009

La puerta de al lado (O uno de los mejores temas rodrigueros)



Dejar que pase el tiempo
con la mirada errante sin ninguna dirección.
Un libro siempre abierto,
las hojas arrancadas una a una con rencor.

En un lugar cualquiera,
en una secundaria carretera provincial,
la luz en la ventana
brillando con el ruido de camiones al pasar.

Y en la recepción hay un nombre falso,
nadie en el mundo sabe dónde estoy
(sin saber, sin saber dónde estoy).
Y ahora que estoy solo con mi pensamiento
esperaré que el viento me venga a buscar.

Ideas circulares,
palabras que no paran de girar en mi interior.
Mentiras y verdades,
que parecen iguales donde suena mi tambor.

Hay alguien ahí afuera
hablando en el pasillo como burlándose de mí.
Se escuchan cachetadas
y ruido de cucharas, y una chica dice "sí".

Hay un ahorcado en la puerta de al lado
que dice: "Por favor no molestar"
(nunca más, nunca más, nunca más).
Y ahora que estoy solo con mi pensamiento
esperaré que el viento me venga a buscar.

El frío juega en contra mío, y ahora que
no hay nada que me reconcilie con volver,
soy la funda vacía
de una guitarra que un día aprenderé a tocar.

Dejar que pase el tiempo
con la mirada errante sin ninguna dirección.
Un libro siempre abierto,
las hojas arrancadas una a una con rencor.

Hay alguien allí afuera,
hablando en el pasillo como burlándose de mí.
Se escuchan carcajadas
y ruido de cucharas, y una chica dice "sí".

En la puerta hay un cartel colgado
que dice: "Por favor no molestar",
(nunca más, nunca más, nunca más).
y ahora que estoy solo con mi pensamiento
esperaré que el viento me venga a buscar.

El frío juega en contra mío, y ahora que
no hay nada que me reconcilie con volver,
soy la funda vacía
de una guitarra que un día aprenderé a tocar.

Esperando que el viento me venga a buscar...

Rot-Calamaro

15 de septiembre de 2009

Sieeempre estará el paraiso !

14 de septiembre de 2009

Instrucciones para subir una escalera

Nadie habrá dejado de observar que con frecuencia el suelo se pliega de manera tal que una parte sube en ángulo recto con el plano del suelo, y luego la parte siguiente se coloca paralela a este plano, para dar paso a una nueva perpendicular, conducta que se repite en espiral o en línea quebrada hasta alturas sumamente variables. Agachándose y poniendo la mano izquierda en una de las partes verticales, y la derecha en la horizontal correspondiente, se está en posesión momentánea de un peldaño o escalón. Cada uno de estos peldaños, formados como se ve por dos elementos, se situó un tanto más arriba y adelante que el anterior, principio que da sentido a la escalera, ya que cualquiera otra combinación producirá formas quizá más bellas o pintorescas, pero incapaces de trasladar de una planta baja a un primer piso.
Las escaleras se suben de frente, pues hacia atrás o de costado resultan particularmente incómodas. La actitud natural consiste en mantenerse de pie, los brazos colgando sin esfuerzo, la cabeza erguida aunque no tanto que los ojos dejen de ver los peldaños inmediatamente superiores al que se pisa, y respirando lenta y regularmente. Para subir una escalera se comienza por levantar esa parte del cuerpo situada a la derecha abajo, envuelta casi siempre en cuero o gamuza, y que salvo excepciones cabe exactamente en el escalón. Puesta en el primer peldaño dicha parte, que para abreviar llamaremos pie, se recoge la parte equivalente de la izquierda (también llamada pie, pero que no ha de confundirse con el pie antes citado), y llevándola a la altura del pie, se le hace seguir hasta colocarla en el segundo peldaño, con lo cual en éste descansará el pie, y en el primero descansará el pie. (Los primeros peldaños son siempre los más difíciles, hasta adquirir la coordinación necesaria. La coincidencia de nombre entre el pie y el pie hace difícil la explicación. Cuídese especialmente de no levantar al mismo tiempo el pie y el pie).
Llegando en esta forma al segundo peldaño, basta repetir alternadamente los movimientos hasta encontrarse con el final de la escalera. Se sale de ella fácilmente, con un ligero golpe de talón que la fija en su sitio, del que no se moverá hasta el momento del descenso.


Suuuuubir.


25 de febrero de 2009


Veo música, suena en tus labios
Mi mente va en blanco
Durmiendo en el pasto
Leyendo o pensando
En lo que hago estas
Fumando cigarro, te miro como hablas

Cuantas cosas pienso tengo
Cuantas cosas sin vos me faltan
Cuantas cosas no puedo ver igual
Si vos no estas, si vos no estas

Fe y amor, pienso hasta cuando
Mi mente va hoy andando descalzo
Si estas a mi lado cambia mi visión
Familia, mi gente, tocan lo que elijo y vos

Cuantas cosas pienso tengo
Cuantas cosas sin vos me faltan
Cuantas cosas no puedo ver igual
Si vos no estas, si vos no estas
Andando Descalzo.

5 de junio de 2008

Hermosa brisa
Seguiré remando
Aunque el mar hoy no este calmo
Se que mis brazos
podrán lograrlo
Puse en mi barca todo mi amor
Puedo pararme sin temor a caerme
puedo mirar fijo a los ojos que me juzgaran
Luz que me guias mantenme firme en este mar
Muchos se bajan, pero yo voy a continuar.
Lejano horizonte
Seguiré remando
Se que algunos me van a acompañar
Es largo el viaje
La carga es pesada
y no me desprenderé de nada
Puedo pararme sin temor a caerme
puedo mirar fijo a los ojos que me juzgaran
Luz que me guias mantenme firme en este mar
Muchos se bajan, pero yo voy a continuar.
Remando, seguiré remando.




Aunque se acalambren los brazos

31 de mayo de 2008

Hoy que la ciudad te volvió a matar
Hoy que solo cambian gobiernos
Hoy que el sueño aquel se volvió a caer
Hoy que el miedo es parte del juego
Hoy que confiar es una enorme ficción
La luna solo neón
Yo vengo a hablarte de amor
Hoy que despertás solo en altamar
Sin un cable y a la deriva
Hoy que la verdad solo es un disfraz
Con el que te habla la mentira
Hoy que la farsa duerme en un callejón
La magia aún no despertó
Yo vengo a hablarte de amor

Contá con mi corazón
Para ahuyentar a la muerte
Contá con mi corazón
Hasta que cambie la suerte, amor

Hoy que te encontré, hablando sin red
El tango de los condenados
Hoy que viste bien quién habla con quién
Mientras todos siguen callados
Hoy que el gris es como siempre el color
Robin llegó y cayó en prisión
Yo vengo a hablarte de amor

30 de mayo de 2008

Sos verano.

Sos verano para mí y pensé un plan para quedarme
para siempre por aquí, sin viajar hacia ninguna parte
Santo y seña me pediste, dos palabras fueron suficiente
sos verano, y sonreí, es para siempre
En tu cima me sentí, me senté tan sólo a esperarte
en la parte más alta de todo
en el esplendor de tu amor
por tus aires me perdiste
la nostalgia fue como un torrente
el encanto que hay en vos, es para siempre
Hace tanto que nos conocemos y siempre estás por llegar
hace tanto que busco tu esencia
sos verano para mí
Por quién suenan tus campanas
en el medio del fervor y la nada
puedo sentir que el pasado esta aquí
y me lleva de nuevo con vos
contraseña me pediste, dos palabras fueron suficiente
Buenos Aires, para mí, es para siempre
Hace tanto que nos conocemos
y siempre estás por llegar
hace tanto que nos recorremos
Sos verano para mí.


12 de octubre de 2007

Discurso del cacique mexicano Guaicaipuro Cuatemoc

Cacique Guaicaipuro Cuatemoc
[Discurso: Texto completo]

Discurso del cacique mexicano Guaicaipuro Cuatemoc ante la reunión de Jefes de Estado de la Comunidad Europea, el 8 de febrero de 2002.

Aquí pues yo, Guaicaipuro Cuatemoc he venido a encontrar a los que celebran el encuentro.
Aquí pues yo, descendiente de los que poblaron la América hace cuarenta mil años, he venido a encontrar a los que la encontraron hace sólo quinientos años.

Aquí pues, nos encontramos todos. Sabemos lo que somos, y es bastante. Nunca tendremos otra cosa.

El hermano aduanero europeo me pide papel escrito con visa para poder descubrir a los que me descubrieron.

El hermano usurero europeo me pide pago de una deuda contraída por Judas, a quien nunca autoricé a venderme.

El hermano leguleyo europeo me explica que toda deuda se paga con intereses aunque sea vendiendo seres humanos y países enteros sin pedirles consentimiento.

Yo los voy descubriendo.

También yo puedo reclamar pagos y también puedo reclamar intereses. Consta en el Archivo de Indias, papel sobre papel, recibo sobre recibo y firma sobre firma, que solamente entre el año 1503 y 1660 llegaron a San Lucas de Barrameda 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata provenientes de América.

¿Saqueo? ¡No lo creyera yo! Porque sería pensar que los hermanos cristianos faltaron a su Séptimo Mandamiento.

¿Expoliación? ¡Guárdeme Tanatzin de figurarme que los europeos, como Caín, matan y niegan la sangre de su hermano!

¿Genocidio? Eso sería dar crédito a los calumniadores, como Bartolomé de las Casas, que califican al encuentro como de destrucción de las Indias, o a ultrosos como Arturo Uslar Pietri, que afirma que el arranque del capitalismo y la actual civilización europea se deben a la inundación de metales preciosos!

¡No! Esos 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata deben ser considerados como el primero de muchos otros préstamos amigables de América, destinados al desarrollo de Europa. Lo contrario sería presumir la existencia de crímenes de guerra, lo que daría derecho no sólo a exigir la devolución inmediata, sino la indemnización por daños y perjuicios.

Yo, Guaicaiputo Cuatemoc, prefiero pensar en la menos ofensiva de estas hipótesis. Tan fabulosa exportación de capitales no fueron más que el inicio de un plan "MarshallTesuma" para garantizar la reconstrucción de la bárbara Europa, arruinada por sus deplorables guerras contra los cultos musulmanes, creadores del álgebra, la poligamia, el baño cotidiano y otros logros superiores de la civilización.

Por eso, al celebrar el Quinto Centenario del Empréstito, podremos preguntarnos:

¿Han hecho los hermanos europeos un uso racional, responsable o por lo menos productivo de los fondos tan generosamente adelantados por el Fondo Indoamericano Internacional?

Deploramos decir que no.

En lo estratégico, lo dilapidaron en las batallas de Lepanto, en armadas invencibles, en terceros reichs y otras formas de exterminio mutuo, sin otro destino que terminar ocupados por las tropas gringas de la OTAN, como en Panamá, pero sin canal.

En lo financiero, han sido incapaces, después de una moratoria de 500 años, tanto de cancelar el capital y sus intereses, cuanto de independizarse de las rentas líquidas, las materias primas y la energía barata que les exporta y provee todo el Tercer Mundo.

Este deplorable cuadro corrobora la afirmación de Milton Friedman según la cual una economía subsidiada jamás puede funcionar y nos obliga a reclamarles, para su propio bien, el pago del capital y los intereses que, tan generosamente, hemos demorado todos estos siglos en cobrar. Al decir esto, aclaramos que no nos rebajaremos a cobrarle a nuestro hermanos europeos las viles y sanguinarias tasas del 20 y hasta el 30 por ciento de interés, que los hermanos europeos le cobran a los pueblos del Tercer Mundo. Nos limitaremos a exigir la devolución de los metales preciosos adelantados, más el módico interés fijo del 10 por ciento, acumulado sólo durante los últimos 300 años, con 200 años de gracia. Sobre esta base, y aplicando la fórmula europea del interés compuesto, informamos a los descubridores que nos deben, como primer pago de su deuda, una masa de 185 mil kilos de oro y 16 millones de plata, ambas cifras elevadas a la potencia de 300.

Es decir, un número para cuya expresión total, serían necesarias más de 300 cifras, y que supera ampliamente el peso total del planeta Tierra. Muy pesadas son esas moles de oro y plata.

¿Cuánto pesarían, calculadas en sangre?

Aducir que Europa, en medio milenio, no ha podido generar riquezas suficientes para cancelar ese módico interés, sería tanto como admitir su absoluto fracaso financiero y/o la demencial irracionalidad de los supuestos del capitalismo. Tales cuestiones metafísicas, desde luego, no nos inquietan a los indoamericanos.

Pero sí exigimos la firma de una Carta de Intención que discipline a los pueblos deudores del Viejo Continente, y que los obligue a cumplir su compromiso mediante una pronta privatización o reconversión de Europa, que les permita entregárnosla entera, como primer pago de la deuda histórica...

25 de septiembre de 2007

Tres portugueses bajo un paraguas (sin contar el muerto)"

)
El primer portugués era alto y flaco.
El segundo portugués era bajo y gordo.
El tercer portugués era mediano.
El cuarto portugués estaba muerto.

2)
-¿Quién fue? -preguntó el comisario Jiménez.
a. Yo no -dijo el primer portugués.
b. Yo tampoco -dijo el segundo portugués.
c. Ni yo -dijo el tercer portugués.
El cuarto portugués estaba muerto.

3)
Daniel Hernández puso los cuatro sombreros sobre el escritorio.
El sombrero del primer portugués estaba mojado adelante.
El sombrero del segundo portugués estaba seco en el medio.
El sombrero del tercer portugués estaba mojado adelante.
El sombrero del cuarto portugués estaba todo mojado.

4)
-¿Qué hacían en esa esquina? -preguntó el comisario Jiménez.
a. Esperábamos un taxi -dijo el primer portugués.
b. Llovía muchísimo -dijo el segundo portugués.
c. ¡Cómo llovía! -dijo el tercer portugués.
El cuarto portugués dormía la muerte dentro de su grueso sobretodo.

5)
-¿Quién vio lo que pasó? -preguntó Daniel Hernández.
a. Yo miraba hacia el norte -dijo el primer portugués.
b. Yo miraba hacia el este -dijo el segundo portugués.
c. Yo miraba hacia el sur -dijo el tercer portugués.
El cuarto portugués estaba muerto. Murió mirando al oeste.

6)
-¿Quién tenía el paraguas? -preguntó el comisario Jiménez.
a. Yo tampoco -dijo el primer portugués.
b. Yo soy bajo y gordo -dijo el segundo portugués.
c. El paraguas era chico -dijo el tercer portugués.
El cuarto portugués no dijo nada. Tenía una bala en la nuca.

7)
-¿Quién oyó el tiro? -preguntó Daniel Hernández.
a. Yo soy corto de vista -dijo el primer portugués.
b. La noche era oscura -dijo el segundo portugués.
c. Tronaba y tronaba -dijo el tercer portugués.
El cuarto portugués estaba borracho de muerte.

8)
-¿Cuándo vieron al muerto? -preguntó el comisario Jiménez.
a. Cuando acabó de llover -dijo el primer portugués.
b. Cuando acabó de tronar -dijo el segundo portugués.
c. Cuando acabó de morir -dijo el tercer portugués.
Cuando acabó de morir.

9)
-¿Qué hicieron entonces? -preguntó Daniel Hernández.
a. Yo me saqué el sombrero -dijo el primer portugués.
b. Yo me descubrí -dijo el segundo portugués.
c. Mi homenaje al muerto -dijo el portugués.
Los cuatro sombreros sobre la mesa.

10)
a.. Entonces ¿qué hicieron? -preguntó el comisario Jiménez.
b. Uno maldijo la suerte -dijo el primer portugués.
c. Uno cerró el paraguas -dijo el segundo portugués.
d. Uno nos trajo corriendo -dijo el tercer portugués.
El muerto estaba muerto.

11)
a. Usted lo mató -dijo Daniel Hernández.
b. ¿Yo señor? -preguntó el primer portugués.
c. No, señor -dijo Daniel Hernández.
d. ¿Yo señor? -preguntó el segundo portugués.
e. Sí, señor -dijo Daniel Hernández.

12)
-Uno mató, uno murió, los otros dos no vieron nada -dijo Daniel Hernández.

Uno miraba al norte, otro al este, otro al sur, el muerto al oeste. Habían convenido en vigilar cada uno una bocacalle distinta para tener más posibilidades de descubrir un taxímetro en una noche tormentosa.

"El paraguas era chico y ustedes eran cuatro. Mientras esperaban, la lluvia les mojó la parte delantera del sombrero."

"El que miraba al norte y el que miraba al sur no tenían que darse vuelta para matar al que miraba al oeste. Les bastaba mover el brazo izquierdo o derecho a un costado. El que miraba al este, en cambio, tenía que darse vuelta del todo, porque estaba de espaldas a la víctima. Pero al darse vuelta, se le mojó la parte de atrás del sombrero. Su sombrero está seco en el medio, es decir, mojado adelante y atrás. Los otros dos sombreros se mojaron solamente adelante, porque cuando sus dueños se dieron vuelta para mirar el cadáver, había dejado de llover. Y el sombrero del muerto se mojó por completo al rodar por el pavimento húmedo."

"El asesino usó un arma de muy reducido calibre, un matagatos de esos con que juegan los chicos o que llevan algunas mujeres en sus carteras. La detonación se confundió con los truenos (esa noche hubo una tormenta eléctrica particularmente intensa). Pero el segundo portugués tuvo que localizar en la oscuridad el único punto realmente vulnerable a un arma tan pequeña: la nuca de su víctima, entre el grueso sobretodo y el engañoso sombrero. En esos pocos segundos, el fuerte chaparrón le empapó la parte posterior del sombrero. El suyo es el único que presenta esa particularidad. Por lo tanto es el culpable."

El primer portugués se fue a su casa.
Al segundo no lo dejaron.
El tercero se llevó el paraguas.
El cuarto portugués estaba muerto.
Muerto.


Rodolfo Walsh

16 de agosto de 2007

The Rolling Stones - She's A Rainbow Lyrics


(Jagger/Richards)

She comes in colors ev'rywhere;

She combs her hair

She's like a rainbow

Coming, colors in the air

Oh, everywhere

She comes in colors

She comes in colors ev'rywhere;

She combs her hair

She's like a rainbow

Coming, colors in the air

Oh, everywhere

She comes in colors

Have you seen her dressed in blue?

See the sky in front of you

And her face is lik a sail

Speck of white so fair and pale

Have you seen a lady fairer?

She comes in colors ev'rywhere;

She combs her hair

She's like a rainbow

Coming, colors in the air

Oh, everywhere

She comes in colors

Have you seen her all in gold?

Like a queen in days of old

She shoots her colors all around

Like a sunset going down

Have you seen a lady fairer?

She comes in colors ev'rywhere;

She combs her hair

She's like a rainbow

Coming, colors in the air

Oh, everywhere

She comes in colors

She's like a rainbow

Coming, colors in the air

Oh, everywhere

She comes in colors




More The Rolling Stones Lyrics...

26 de julio de 2007

Suave Encantamiento

Profundos y plenos
cual dos graciosas, breves inmensidades
moran tus ojos en tu rostro
como dueños;
y cuando en su fondo
veo jugar y ascender
la llama de un alma radiosa
parece que la mañana se incorpora
luminosa, allá entre mar y cielo,
sobre la línea que soñando se mece
entre los dos azules imperios,
la línea que en nuestro corazón se detiene
para que sus esperanzas la acaricien
y la bese nuestra mirada;
cuando nuestro "ser" contempla
enjugando sus lágrimas
y, silenciosamente,
se abre a todas las brisas de la Vida;
cuando miramos
las amigas de los días que fueron
flotando en el Pasado
como en el fondo del camino
el polvo de nuestras peregrinaciones.
Ojos que se abren como las mañanas
y que cerrándose dejan caer la tarde.


Macedonio Fernandez

23 de julio de 2007

Este es un cuento demasiado bueno de Eduardo Sacheri , por ahi a muchos no les llegue, pero a mi llega bastante.

Mira que esta noche es el partido” me dijo el. Hizo bien porque uno, a los 5 años, no tiene una conciencia cabal de la periodizacion del tiempo. Como mucho distingue el sábado y el domingo, porque esos días no hay que ir al jardín, y papa se queda en casa a jugar con uno. Pero con los otros días y las otras noches, la cosa se complica. Por eso sin la advertencia de papa, hecha con el beso de recién llegado del atardecer, yo habría pasado por alto la infinita importancia de esa noche. Los preparativos fueron los de siempre. Mientras el encendía el Stromber-Carlson con suficiente antelación para darle tiempo a las válvulas, yo le pedí a mama la ropa apropiada para el evento. Primero se negó a lo del pantaloncito corto, aduciendo ra invierno y que hacia mucho frío. Yo argüí hasta el cansancio que los jugadores juegan con pantalones cortos y al aire libre. Una salomónica intervención de papa desempantano por fin el pleito: con pantalón corto, pero sentado cerca de la estufa de kerosén del comedor. Después me puse la camiseta roja con el cuellito blanco, con el once de cuero cosidito en la espalda, igualito que Daniel Bertoni. Papa, mientras tanto, iba trayendo la colección de trapos rojos que colgábamos a modo de banderas. Había pañuelos, una frazada, un pulóver, un par de camisas chillonas. La lámpara de pie, el timón de barco que adornaba la pared, varias de las sillas, todos terminaron ocultos en nuestro rito ornamental y futbolero. Cuando llegue, rigurosamente ataviado con los colores reglamentarios, me llene los ojos de banderas rojas. Lo único que nos faltaba era el viento para que flamearan, como en la cancha. Papa se negaba, pese a mis acaloradas argumentaciones, a vestir también el atuendo correspondiente. Nada de camiseta. Y mucho menos de pantalones cortos. A mi me parecía un desperdicio, con tanto trapo rojo disponible y tan a mano. Pero el prefería verlo con su bata de siempre, calzado con sus chilenas ruidosas, con el paquete de Kent y el cenicero, pobrecito para fumarse los nervios uno por uno. Mientras daban las últimas propagandas, y antes del aviso de “minuto cero del primer tiempo, es tiempo para una ginebra Bols” (o cosa por el estilo) que marcaba la hora señalada, papa se sintió en la obligación de preservarme de desilusiones demasiado abruptas. Me miro como me miraba siempre que tenía algo importante que decirme, con una mezcla de solemnidad y de ternura, con un bosquejo de sonrisa iluminándole los ojos: “Mira tipito – empezó, porque el me llamaba de esa manera cuando teníamos que aclarar cosas importantes - que la cosa viene difícil”. Y volvió a enumerarme todas las dificultades que nos esperaban en esa noche de invierno. Que ellos habían ganado en Brasil, que nos habían pegado un peludo bárbaro, que no solo teníamos que ganar, sino que debíamos hacerlo por no se que diferencia de gol. Pero para mi sus argumentos sonaban confusos. ¿Acaso el mismo no me había dicho que independiente era el rey de copas, que la copa, la copa, se mira y no se toca, que los brasileños nos tenían un miedo descomunal, y que en Avellaneda y de noche se morían de frió, y no podían ni levantar las patas del pasto? El trato de convencerme de que, pese a la absoluta veracidad de lo dicho en otras ocasiones, esta noche las cosas iban a ser muy difíciles y peliagudas. De todos modos, nos entonamos cantando un par de veces el “si, si señores, yo soy del rojo”, y algún otro estribillo para ir matando el tiempo. Cuando finalmente se acabaron las propagandas, papa encendió la radio phillips, con su estuche de cuero, que debía ser la primera portátil de Sudamérica (y la teníamos en casa). Le bajo el volumen a la tele: ambos sabíamos que los relatores de radio son mejores que los otros. Cada uno ocupo su sitio de siempre. El en la cabecera de la mesa, y yo sobre el arcon de mirar la tele. Acerco la estufa de kerosene de ese lado para cumplir lo pactado en cuanto a temperatura corporal con la madre del win izquierdo de bolsillo. Pero la carne es débil. No importa cuanta preocupación ocupe nuestro pensamiento, ni cuanta angustia agobie nuestro espíritu. Uno siempre termina teniendo hambre, o teniendo sueño, y sucumbiendo a esas necesidades poco altruistas. Empecé a cabecear apenas empezado ese partido inolvidable. Mama me dijo varias veces que me fuera a la cama. Pero yo seguía ahí, impertérrito, sentado en el arcon, con las patas colgando y pateando en el aire como si estuviese en plena cancha en los escasos momentos de lucidez que tenia en medio de mi mar de sueño. Papa espero un rato y después me dijo que me fuera, que me quedara tranquilo. Yo proteste que de ninguna manera, que teníamos que seguir ahí los dos, haciendo fuerza con los cantitos y las banderas. El me dijo con aire de confiado que no hacia falta, que igual sin mi íbamos a salir campeones, que me quedara tranquilo, que los teníamos de hijos. Ante semejante desparramo de confianza le hice caso y me dormí. A la mañana siguiente mama me despertó para ir al jardín. Embotado de sueño me deje vestir, abrigar y conducir a la cocina a tomar la leche. Después ella me sentó en el sillón del living para atarme los cordones, como hacíamos siempre mientras esperábamos que pasara el micro. Apenas me despabile un poco recordé la noche de la víspera, y me desespere preguntándole el resultado del partido. A la luz del día, y después de un sueño reparador, mi deserción de la noche me parecía imperdonable. Ella me miro y me dijo no saberlo. Le pregunte por papa, y respondió que aun no se había levantado. Han pasado veinticinco años, pero aunque pasen sesenta voy a recordarlo como si hubiese sucedido hoy. La casa estaba iluminada por uno de esos soles oblicuos y tibios del invierno. Yo tenia el guardapolvo cuadrille lila y blanco, y la bolsita en el regazo, bien agarrada en la diestra, para no olvidármela (otras veces me había pasado y me había quedado sin el jorgito de dulce de leche y sin la taza de plástico para el mate cocido; así que ahora la cuidaba mas que mi vida). De repente oi abrirse la puerta del dormitorio. Y enseguida escuche el clásico arrastrar de las chilenas en el parquet del pasillo. El corazón me dio un vuelco. Lo llame a los gritos. Entro a las carcajadas, preguntándome el motivo de mi ansiedad. Yo lo interrogue por el resultado, ya totalmente despierto, ya absolutamente pendiente de lo que dijeran sus labios, ya indiferente a mama terminando de atarme los cordones. El se acerco, se inclino, me dio un beso de buenos días, y se me quedo mirando con expresión jubilosa. Recién cuando volví a preguntarle me dijo que si, que claro, que habíamos salido campeones de nuevo, y que no me olvidara en el jardín de decirle a todo el mundo que Independiente había vuelto a salir campeón de América. Yo, aun en medio de mi alegría, me hice tiempo de preguntarle como habíamos hecho, si el me había dicho que era muy difícil, que en brasil nos habían dado un baile bárbaro, que teníamos que hacerle como tres goles, que en el campeonato de acá andábamos como la mona. El me miro risueño, y sembró una semilla más en el fértil potrero de mis sueños de pibe- “Pero tipito – empezó, como enunciando una verdad ya reiterada hasta el cansancio- , ¿no te dije que los brasileños ven la camiseta del rojo y se asustan tanto que no pueden ni mover las patas? ¿No te dije que, con el frío, se quieren volver a su casa a comer bananass para entrar en calor? Por eso te deje dormir. Porque era tan fácil que nos la rebuscamos sin tu aliento” y en medio de mi maravilla impávida, termino “menos mal que te dormiste. Imaginate si te quedas despierto y gruitas conmigo: les hacemos veinte goles y no quieren venir a jugar nunca mas, y nos quedamos sin nadie a quien ganarle la copa”. Después me levanto en brazos y cantamos “la copa, la copa, se mira y no se toca”, y dimos la vuelta olímpica a los saltos por toda la casa. Vino el micro y me fui al jardín de infantes. Supongo que esos son los recuerdos que se le meten a uno en los recovecos del corazón, y echan cría y se nutren de su propio néctar, y nos marcan para toda la vida. Por lo menos así ocurrió conmigo. Y no me avergüenza reconocer que ahora, ya grande, cuando tengo un problema que me agobia, o cuando me toca sufrir por radio y por televisión un partido de Independiente y me codo los codos por la ansiedad y la angustia (la vida me enseño lo inconveniente que puede resultar fumarse los nervios), siento un impulso difícil de dominar, una tentación casi irresistible que me invita a irme a dormir, a abrigarme en la certeza de que mientras yo sueño, mi papa e independiente, como duendes laboriosos, van a arreglarme el mundo para que yo lo encuentre refulgente en la mañana. Y queda en mi el mandato inexorable que dictan las fidelidades eternas. Cuando Independiente gana un campeonato – al fin y al cabo, Dios y sus milagros evidentemente existen – lo primero que hago, en la cancha o en mi casa, es levantar los brazos y los ojos hacia el cielo, abrazándolo a mi viejo a través de todos los rigores del destino, y por encima de todas las traiciones de la muerte. Lo que pasa es que tratándose del Rojo, de mi viejo y de mi, hay veces que la muerte es una señora que nos tiene un miedo bárbaro. Una vieja podrida a la que, de locales en Avellaneda, le tiramos la camiseta y podemos, de vez en cuando, llenarle la canasta. Todavía me acuerdo de ese numero once de cuero blanco, cocido en la camiseta como el de Bertoni. Pero ahora también veo, cuando me fijo con suficiente atención, que mi viejo también lleva lo suyo. Lo tiene ahí, en la espalda, justo a la altura del nacimiento de las alas, un diez de cuero blanco, igualito, igualito al de Bochini

11 de enero de 2007

Si un año después te vuelvo a encontrar en algún lugar,
no te olvides que soy distinto de aquél pero casi igual.

Si la casualidad nos vuelve a juntar un año después
algo se va a incendiar, no voy a mostrar mi lado cortés.

Aquello fue un gran punto de partida,
pero a la vez qué fácil se olvida.
un año después quién puede volver atrás.
Estamos en la tierra cuatro días
y el cielo no me ofrece garantías: un año después mejor volver a empezar.

Si tu credulidad se deterioró en algún lugar,
no te olvides que soy testigo casual de tu soledad.

Si un año después no estamos igual, qué le vas a hacer.
Otros diez años más y luego, empezar juntos otra vez.

Aquello fue una linda primavera
pero fue solamente la primera.
un año después el tiempo empieza a pesar.
Me quedan balas en la cartuchera
pero te guardo siempre la primera.
un año después mejor reír que llorar.

Una carta te di que nunca escribí, que nadie leyó.
Hoy, un año después, todo sigue igual, nunca te llegó.

Dentro del corazón, al día de hoy, no queda lugar.
Si perdí la razón, no fue por amor, fue por soledad.

La vida es una gran sala de espera,
la otra es una caja de madera.
un año después mejor dormir que soñar.

No se puede vivir de otra manera,
porque si no la gente no se entera.
un año después quién puede volver atrás.

un año después, mejor decir que callar.

8 de enero de 2007

Lunas, marfiles, instrumentos, rosas,
lámparas y la línea de Durero,
las nueve cifras y el cambiante cero,
debo fingir que existen esas cosas.

Debo fingir que en el pasado
fueron Persépolis y Roma
y que una arena sutil midió la suerte
de la almena que los siglos de hierro deshicieron.

Debo fingir las armas
y la pira de la epopeya
y los pesados mares que roen de la tierra los pilares.
Debo fingir que hay otros.

Es mentira. Sólo tú eres.
Tú, mi desventura y mi ventura, inagotable y pura.

Borges.


Anteojos negros de carey
aurículares en la sien
no me escucha, no me ve
y yo puedo observar tranquilo
la playa como un ajedrez
el tipo del Mercedes Benz
que está tirado ahí nomás
tiene una sola cosa en mente
solo una chica tonta más bajo el sol
como una propaganda de bronceador.

El sabe como impresionar, caminando como Tarzán
el es Eva y ella Adán y yo estoy en cualquier planeta,
presiento que algo va a pasar
las plumas del pavo real
oscurecen hasta el sol
y él se siente rey de la selva.
Ellos están con la máquina de mirar
justo en el paraíso para filmar.

Yo puedo compaginar
la inocencia con la piel
yo puedo compaginar

Yo nací para mirar
lo que pocos quieren ver
yo nací para mirar.

Ahora él le ofrece una manzana
ahora le insiste de probar
ahora estimula sus membranas por la hot line
en escenarios solitarios
la gente se habla un poco más
y hasta dos pobres millonarios se pueden encontrar.
Cayeron los auriculares
y los anteojos de carey
la luna baja los telones
es de noche otra vez.

Cinema Veritè- Seru

29 de diciembre de 2006

Feliz Navidad, Año Nuevo Feliz Nunca Mas

28 de diciembre de 2006

Porque quiero dormir y soñarr con ella

Es tarde se hizo de día
menos mal, que está nublado
se acabó todo lo que había
queda un cigarro mojado
porque quiero dormir
y soñar con ella
mientras por afuera
pasan los aviones
no quiero que se termine
no quiero que me abandones

me olvidé de avisar
no te voy a llamar
ni una sóla vez en cuatro días
o si no mujer
voy a hacer cualquier cosa
que me digas
porque quiero dormir
y soñar con ella
mientras por afuera
pasan los aviones
no quiero que se termine
no quiero que me abandones .
no quiero que se termine
no quiero que me abandones


Los Aviones- Andres Calamaro